Cómo la filantropía corporativa puede transformar las reglas de las finanzas sostenibles
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Cómo la filantropía corporativa puede reescribir las reglas de las finanzas sostenibles
Con la firma del monumental Acuerdo de París en la COP21 en 2015, el entonces presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim, afirmó: “Hicimos un llamado por una gran ambición, asociaciones notables, movilización de capital y la implementación de planes climáticos nacionales. París cumplió. Ahora la tarea se convierte en nuestra responsabilidad compartida.”
La énfasis de Kim en la responsabilidad compartida es más relevante que nunca. La falta de financiamiento para los esfuerzos globales de sostenibilidad sigue siendo alarmante, con la Agenda de Acción de Addis Abeba estimando que lograr los ODS para 2030 requerirá entre 3 a 5 billones de dólares anuales, un monto comparable al PIB total de Alemania.
Dicha brecha persiste en medio de una alta volatilidad económica y señales mixtas en el panorama de inversiones, donde los compromisos con la sostenibilidad a menudo chocan con las realidades de los mercados globales. A pesar de los paquetes de estímulo en regiones como Estados Unidos, Europa y China, los inversores tradicionales siguen siendo escépticos.
Un análisis de Bloomberg basado en datos de Hazeltree revela que los fondos de cobertura están apostando predominantemente contra las energías limpias. Además, desde su pico en 2021, el Índice Global de Energía Limpia de S&P ha caído casi un 60%, mientras que el Índice S&P 500 y el Índice Global de Petróleo de S&P han subido más de un 50%.
Con la deuda pública global en un nivel histórico —el Fondo Monetario Internacional estima que alcanzará alrededor del 93% del PIB global para finales de 2024—, los gobiernos enfrentan una creciente competencia al asignar presupuestos escasos entre gastos militares, avances tecnológicos e infraestructura social, todo esto mientras lidian con una inflación y tasas de interés elevadas.
Estos contrastes indican un desafío estructural más profundo: los mecanismos de financiamiento tradicionales no pueden movilizar el capital necesario para cumplir con las metas globales. La magnitud de la situación requiere un enfoque combinado de financiamiento. En este contexto, la filantropía corporativa se presenta como un recurso subutilizado pero único.
En un documento publicado el año pasado, el Foro Económico Mundial estimó que el financiamiento filantrópico corporativo para iniciativas climáticas y de conservación creció un 78% en los últimos cinco años, con contribuciones que aumentaron de 268 millones de dólares en 2018 a 607 millones en 2022. A pesar de este crecimiento, estos temas aún representan menos del 5% del gasto filantrópico corporativo total.
Aquí radica su potencial inexplorado.
A diferencia de la ayuda gubernamental o la inversión privada, la filantropía corporativa ofrece una combinación única de agilidad, enfoque en la misión y capacidad de innovación. Estos atributos la hacen especialmente adecuada para abordar algunos de los desafíos más urgentes en materia de sostenibilidad. Cuando se despliega estratégicamente, puede actuar como un catalizador para la integración regional, fomentando la colaboración transfronteriza, alineando a los interesados en torno a objetivos compartidos y superando barreras al progreso colectivo.
Este potencial se manifiesta claramente en el Consejo de Cooperación del Golfo. La región alberga algunas de las concentraciones de riqueza más altas del mundo, impulsadas por robustas economías energéticas e inversiones cada vez más diversificadas. Sin embargo, lo que la distingue es su profundo ethos cultural y religioso de dar, a través de principios islámicos como el zakat (donación obligatoria), sadaqah (caridad voluntaria) y waqf (fundaciones), que se alinean perfectamente con los principios modernos de responsabilidad corporativa y filantropía guiada por criterios ambientales, sociales y de gobernanza. Con contribuciones anuales estimadas en 210 mil millones de dólares —y en aumento—, individuos adinerados y oficinas familiares en el Golfo están cada vez más canalizando capital con un enfoque en impacto social y ambiental.
El principal desafío ahora radica en la transición de una donación caritativa tradicional y a menudo fragmentada a un enfoque más sistémico y orientado a resultados. En muchos casos, las actividades filantrópicas en el CCG operan por separado de los objetivos comerciales centrales, lo que disminuye su potencial para aprovechar los recursos, la experiencia y la influencia únicas de la corporación.
Lograr una mayor efectividad y alineación requerirá explorar mejor las intersecciones entre iniciativas de sostenibilidad y prioridades existentes, asegurando que las contribuciones filantrópicas estén estratégicamente dirigidas para lograr tanto el impacto ambiental como el social. Un ejemplo de esta intersección se encuentra en la apertura de la primera mezquita con impacto neto positivo en la región. Tradicionalmente, las mezquitas son financiadas por zakat y donaciones caritativas, pero la nueva mezquita representa una donación caritativa a la comunidad con un enfoque en la sostenibilidad.
Consideremos la transformación de la fuerza laboral. Las corporaciones podrían canalizar capital filantrópico hacia iniciativas de reciclaje y actualización de habilidades que preparen a los trabajadores para los empleos del futuro, particularmente en industrias emergentes como la energía renovable, la construcción sostenible y la tecnología verde. Muchas corporaciones con sede en el CCG también operan a nivel global y poseen experiencia avanzada en áreas como tecnología, logística y finanzas. Al integrar estas capacidades en sus estrategias filantrópicas, las empresas pueden maximizar su impacto.
Cuando múltiples interesados colaboran en la filantropía corporativa, la concentración de experiencia, capital y redes crea un ecosistema que es superior a la suma de sus partes.
¿El resultado? Un ciclo virtuoso: las iniciativas filantróficas fortalecen los ecosistemas económicos, y a su vez, proporcionan el soporte estructural necesario para generar un impacto a largo plazo.
La verdadera promesa de la filantropía corporativa en el CCG, entonces, radica no en la magnitud de su riqueza, sino en su capacidad para repensar lo que la filantropía puede lograr. Más allá de cerrar brechas de financiamiento, la región puede liderar un nuevo ethos: uno donde la donación no sea solo reactiva, sino anticipativa, catalizando cambios sistémicos antes de que las crisis lo exijan. Al hacerlo, sus corporaciones podrían redefinir los estándares globales de la filantropía y dejar un legado de impacto transformador.
Artículo original escrito por: Ahmed Galal Ismail, CEO de Majid Al Futtaim Holding
Conviene saberlo
- La colaboración entre corporaciones y organizaciones nocionales puede maximizar el impacto de la filantropía corporativa.
- La inversión en educación y re-capacitación es fundamental para preparar a la fuerza laboral para los desafíos del futuro.
- El enfoque en la sostenibilidad puede atraer a nuevos inversores y fortalecer la reputación corporativa.
La naturaleza cambiante del financiamiento y la filantropía plantea interrogantes sobre cómo las empresas pueden adaptarse para maximizar su aportación hacia un futuro más sostenible. Este enfoque no solo transformará el panorama actual, sino que también influirá en las futuras generaciones, haciendo de la responsabilidad social una prioridad esencial en el ámbito empresarial.
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